CASTRO (La Opinión de Chiloé) — Una nueva manifestación es la que durante esta mañana organizaron estudiantes del Instituto AIEP Sede Castro, quienes acusan una serie de irregularidades y malos tratos provenientes de dicha institución de educación, que curiosamente este año inauguró un nuevo edificio, el que supuestamente vendría a solucionar los evidentes problemas de hacinamiento y falta de infraestructura. Si bien es cierto los reclamos son de larga data, éstos se trataban sigilosamente hasta este año, cuando se pudo concretar mayor organización estudiantil.
Según información que tuvo a la vista La Opinión de Chiloé, la movilización se habría gatillado tras la renuncia de la Coordinadora de la Carrera de Trabajo Social por eventuales acciones vinculadas a acoso laboral y literales «carcajadas» de los directivos del AIEP ante varios pedidos del alumnado; aunque desde la plana directiva negaron aquello y han sindicado que «desconocerían» algún petitorio, lo cierto es que hay registros donde si se observa la existencia de reclamos. La salida de la profesional se suma a aparentes acciones que han buscado entrampar que los estudiantes se organicen, el éxodo de otros 6 profesores en menos de un año y una serie de deficiencias en el flamante nuevo edificio como falta de calefacción, hacinamiento o algo tan básico como un casino para un recinto que se jacta de tener 800 alumnos.
A lo anterior, se sumaría un eventual hostigamiento financiero ya que se acusa una incesante llegada de correos electrónicos y llamados de cobranza exigiendo el pago de aranceles apenas vencido el plazo de pago, sin que el AIEP siquiera coteje la llegada de las becas y beneficios sociales. Sobre este último punto, también refieren una presunta inoperancia del Departamento de Ayuda Estudiantil, unidad a la que acusan que no sólo ha omitido entregar información de potenciales becas a las que puede postular el estudiantado, sino que también de organizar actividades sin avisar adecuadamente a los alumnos/as.
A ello se sumaría la falta de una sala cuna, algo insólito para una institución que tiene alrededor de 800 estudiantes; en efecto, alumnas de Trabajo Social indican que debido a aquello, han debido concurrir a clases ya hacinadas incluso con sus hijos.
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