CASTRO (La Opinión de Chiloé) — En extremo secreto, así se ha tratado durante varios meses una insólita y vergonzosa «equivocación» ocurrida al interior del Hospital Dr. Augusto Riffart de Castro en abril de 2016 cuando una joven identificada como G.P.C.H. fue víctima de una cirugía artroscópica de rodilla, ¿pero por qué víctima? porque fue intervenida de su rodilla sana, mientras que la rodilla enferma aún espera cirugía.
Según antecedentes que pudo indagar La Opinión de Chiloé, todo partió con una atención de urgencia el 14 de agosto de 2013 consignada en el Formulario n.°104855 donde se menciona que la mujer tendría un historial de dolor en la rodilla derecha con dificultad de extensión de la articulación, observándose una patología meniscal aguda en la rodilla derecha, algo que se fue agravando con los años sin una solución.
El 7 de enero de 2016, el traumatólogo del recinto informa como diagnóstico que «la paciente presenta gonalgia en rodilla derecha por rotura meniscal medial», mencionando la presencia de una resonancia magnética confirmatoria. Sin embargo, casi dos meses después (3 de marzo de 2016) la joven refiere que en documentación observó algo extraño: se mencionaba a su rodilla izquierda (la sana) como la dañada, mientras que en su hoja de hospitalización para la operación «curiosamente» en el rubro hipótesis diagnóstica aparece sobrescrita la palabra «izquierda», lográndose leer que en primera instancia estaba escrita la palabra «derecha» (Rotura Menisco Medial rodilla…), algo que habría verificado después porque a los pacientes no se les deja leer su ficha.
Además, como a todos los que ingresan a pabellón se les insta a firmar un consentimiento informado, la joven indica que en el punto de intervención o procedimiento, el médico tratante anotó que sería una Menisectomía Artroscópica pero «claramente agregado con posterioridad aparece la leyenda ‘rodilla izquierda'», exponiendo una enorme irregularidad para intentar endosar (o no) la equivocación a la propia paciente, quien por si fuera poco, esperó varios años para que un traumatólogo le diera una solución a los constantes dolores.
Así, al despertar de la cirugía comenzó una pesadilla al ver que todo el vendaje estaba en la pierna sana, algo que expresa en un recurso judicial ingresado hace 2 semanas atrás: «de manera increíble, absolutamente desprolija y negligente fui intervenida de mi rodilla sana».
Tras este enorme error, la afectada indica que aún no ha podido ser intervenida quirúrgicamente de la rodilla que realmente estaba con problemas, y que distintos agentes en el Hospital de Castro han insistido apresuradamente (algo que nunca ocurrió tras esperar varios años) en asignarle una nueva fecha para una cirugía eventualmente con el mismo profesional que se equivocó, incluida la propia abogado del Hospital en la audiencia de mediación pertinente ante el Consejo de Defensa del Estado, pero tras todo lo ocurrido señala que «no puedo ni debo ya confiar en el establecimiento médico de Castro, por las razones antes anotadas». En efecto, según consta en el certificado de mediación que tuvo a la vista La Opinión de Chiloé, el 24 de noviembre del año pasado se presentó la solicitud rol PTOMO-2016-12310 que se declaró admisible por Resolución Exenta n.°7772 MED el 5 de diciembre; éste terminó el 17 de enero de 2017 sin resultados satisfactorios para las partes.
En vista de los hechos y el eventual exiguo esfuerzo de llegar a un avenimiento por parte del Servicio de Salud, la joven decidió demandar por indemnización de perjuicios pidiendo la suma de 100.000.000.- Fuentes judiciales a las que accedió La Opinión de Chiloé confirman que el Director del Hospital de Castro, Ricardo Salazar Cabrera, fue notificado el jueves pasado de la millonaria batalla legal que comienza toda vez que el traumatólogo que sería el responsable aún está trabajando en el sistema público de Chiloé por un sueldo mensual de $5.604.563.- a enero de 2017, casi dos millones de pesos más de los que recibía hace un año atrás.
Esta acción ante tribunales se une a una larga lista de «errores» en tal recinto, desde escandalosos casos como la amputación del pene a un paciente propinada por el cirujano Alejandro López Araneda hasta varios muertos que engrosan demandas civiles en cortes.
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