ANCUD (La Opinión de Chiloé) — El 22 de octubre comenzó a regir el Acuerdo de Unión Civil (AUC) en virtud de una nueva ley que implica que las personas convivientes, heterosexuales o del mismo sexo, pueden contraer un vínculo legal que los convierte en parientes, adquiriendo todos los beneficios asociados a la unión de personas.
En este contexto, y de manera sigilosa, dos jóvenes mujeres en Ancud están en plenos preparativos para oficializar ante la ley una de las decisiones más importantes de sus vidas: el 30 de octubre tienen hora en el Registro Civil para contraer el AUC.
Lo anterior no habría sido posible sin la aprobación de la Ley n.°20.830 de Acuerdo de Unión Civil, promulgada por la Presidenta Michelle Bachelet bajo la sigla de AUC y que regula aspectos familiares, patrimoniales y de salud de las parejas, brindándoles el estado de “convivientes civiles”. La Opinión de Chiloé habló con ellas brevemente, y manteniendo su anonimato, relataremos parte de su historia intercaladas con un par de las apreciaciones de N. y J.
Vida en pareja
Ambas se conocieron un 23 de marzo del 2014 a través de las redes sociales, reconociendo que tuvieron un comienzo vertiginoso: J indica que «todo empezó porque N puso un estado que decía ‘dale like y te agrego’ [y] comenzamos a conversar día tras día hasta que a los pocos días intercambiamos fotos…» a lo que N agrega: «(…) primero todo era un amor de chat hasta que los primeros días de septiembre J viajó a Santiago [y] nos quedamos en casa de mis padres… para ellos era simplemente una amiga… luego para el 18 de septiembre viajé yo para Ancud y me quedé fiestas patrias y unos días más…»
Con el paso del tiempo la relación se fue fortaleciendo y comenzaron a evaluar la posibilidad de vivir juntas, aunque al principio N reconoce que «primero la idea era irnos a vivir a Santiago, pero por ciertas circunstancias no se concretó». Finalmente a mediados de noviembre N decidió trasladarse a Ancud definitivamente, y concretaron su idea de convivir.
Los padres se enteran
Hasta ese momento nadie sabía sobre su homosexualidad, y el núcleo familiar se enteró cuando decidieron reconocer que ambas tenían una relación. Sólo los familiares más cercanos lo saben, además de algunos amigos y conocidos de confianza.
El proceso de contarle a los padres no fue sencillo para ambas. El papá de J lo tomó con calma y le ofreció su apoyo, mientras que su madre aún está asimilando la situación pero a pesar de eso, le dijo que contaba «con toda su bendición»; para N el asunto fue algo distinto, ya que su padre no ha dicho nada pero ella siente que no es necesario porque él en el fondo siempre ha estado apoyándola y que «su bendición es incondicional», en cambio su madre no lo tomó de la mejor manera y N señala que «hasta el dia de hoy no acepta nuestra relación».
Discriminación
Ambas comentan que sólo han sentido eso una vez, y fue en un conocido lugar nocturo de Ancud. N indica que una noche decidieron salir a divertirse y fueron a una disco que quizo cobrarles un elevadisimo precio sólo a ellas «dándonos por explicación que había un evento privado siendo que a las personas e incluso a familiares que iban con nosotras les cobraron el precio que realmente valía la entrada… pero sólo y gracias a Dios ha sido la única vez».
¿Consideran que hay que salir del “clóset”?
N es tajante «no sé si del clóset es una palabra que yo al menos no usaría, considero que no es la palabra adecuada para referirse a la homosexualidad». J acota que «es bueno rebelarse y contar simplemente sin miedo al que dirán… los que te quieren te aceptarán y los buenos amigos se quedarán a tu lado…».
El Acuerdo de Unión Civil
Las dos están entusiasmadas con lo que permite la nueva Ley, N señala que «para nosotras es genial… es un gran paso para poder formar una familia ante la Ley». Ambas comparten la idea respecto a que la homosexualidad no es un muro que les impida tener el derecho a ser felices, reconociendo que era algo que tenían pensado desde antes como “algún día lo vamos a hacer”.
N aclara al respecto que «era una decisión ya tomada antes que se aprobara la ley… teníamos pensado que una vez reunido un dinerito, íbamos a viajar a Argentina o simplemente íbamos a hacer algo simbólico».
Respecto a la reacción de sus entornos familiares cuando les contaron que realizarían una unión civil, las pareja reconoce que algunos quedaron algo asombrados con la noticia, pero que actualmente todos están felices y muy entusiasmados por el evento. Harán una fiesta con familiares, amigos y conocidos, con toda la gente que es importante para ellas.
N y J saben que habrá gente que quizás las critiquen por su decisión, y ante la interrogante ¿qué les dirían?, de manera escuela J acota: «les diría que sean felices, que yo igual lo seré digan lo que digan».
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