
BUENOS AIRES (La Opinión de Chiloé) — Durante esta mañana el peronista Alberto Fernández asumió la presidencia de la República de Argentina, en medio de serios problemas que enfrenta su economía ahogada en la deuda pública, alto gasto fiscal, inflación y problemas sociales graves como el aumento de la pobreza y el hambre, que afecta a millones de personas.
El ahora primer mandatario trasandino juró como nuevo presidente y se convirtió en el sucesor de Mauricio Macri. Este abogado de 60 años, exjefe de gabinete de Néstor y de Cristina Kirchner entre 2003 y 2008, llega a la Casa Rosada tras el triunfo en las elecciones de octubre con el 48,24% de los votos. Cristina asume la vicepresidencia.
Tras la asunción, Fernández leyó un discurso en tono conciliador con un duro diagnóstico de la situación que atraviesa el país y los millones de argentinos que viven en la pobreza e inseguridad alimentaria además de verse ahogados con una creciente inflación y otros problemas que el saliente Macri no pudo solucionar.
«Vengo a convocar a la unidad de toda la Argentina en pos de la construcción de un nuevo contrato ciudadano social. Un contrato que sea fraterno y solidario. Fraterno, porque ha llegado la hora de abrazar al diferente; y solidario, porque en esta emergencia social es tiempo de comenzar por los últimos para después llegar a todos. Este es el espíritu del tiempo que inauguramos», dijo.
Solicitó «recuperar un conjunto de equilibrios sociales económicos y productivos que hoy no tenemos. (…) Debemos ser conscientes de las profundas heridas que padecemos y que necesitan curarse de tiempo, sosiego y sobre todo, de humanidad. Por eso tengo la necesidad de compartir con ustedes mi convicción sobre los grandes muros que tenemos que superar para poner a la Argentina de pie».
En ese marco, se refirió a la crisis alimentaria que vive un gran sector de la población, afirmando: «más de 15 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria en un país que es uno de los mayores productores de alimentos del mundo. Necesitamos que toda la Argentina unida le ponga un freno a esta catástrofe social. Uno de cada dos niños es pobre en nuestro país. Sin pan no hay presente ni futuro. Sin pan la vida sólo se padece. Sin pan no hay democracia ni libertad».
Hay que recordar que la pobreza en Argentina alcanzó al 40,8% de la población durante el tercer trimestre del año, según la última medición del Observatorio de Deuda Social de la UCA, la cifra más alta de la década y cierró el último año de gestión de Mauricio Macri con 2,8 millones de nuevos pobres. Se debe precisar eso sí que en la época de Cristina Fernández las mediciones eran escasas o poco transparentes.
Según el informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019, elaborado conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la cantidad de personas que en el país vecino sufren «inseguridad alimentaria moderada o grave» pasó de 8,3 millones en el período 2014-2016 a 14,2 millones entre 2016 y 2018.
Es refleja un aumento del 71%, uno de los aumentos más altos registrados en el mundo, junto con Níger, Tayikistán, Afganistán, Egipto, Sierra Leona y Botswana.
Al abordar el mercado del trabajo, el nuevo presidente dijo que «la cultura del trabajo se garantiza creando trabajos formales. Por eso pondremos en marcha acciones que faciliten que todos los titulares del salario social complementario puedan insertarse en el mundo laboral y cobrar por su trabajo. Hoy el desempleo afecta casi a un 30% de los jóvenes y aun en tasas más altas a las mujeres jóvenes. La idea de un nuevo contrato de ciudadanía social supone unir voluntades y articular el Estado con las fuerzas políticas, los sectores productivos, las confederaciones de trabajadores y los movimientos sociales, que incluyen al feminismo, la juventud y el ambientalismo. Vamos a sumar también al entramado científico tecnológico y a los sectores académicos. Estoy seguro de que vamos a coincidir en que hemos llegado a esta situación porque se han aplicado muy malas políticas económicas».
En su discurso, Fernández abordó la enorme deuda pública que posee Argentinca asegurando que «no hay pago de deuda que pueda sostenerse si el país no crece» y aseguró que el proyecto de presupuesto debe ser «propio» y «no dictado desde afuera».
Ante ello, indicó que podrá ser posible tenerlo «luego de la renegociación de la deuda y de poner en práctica medidas económicas sociales y de la economía real». «No le daremos tratamiento parlamentario al presupuesto proyectado por el gobierno saliente para 2020. Sus números no reflejan la realidad de la macroeconomía, ni la realidad social ni los compromisos de deuda que realmente se han asumido».
«El país tiene la voluntad de pagar, pero carece de capacidad para hacerlo«, agregó.
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