Castro: la menstruación de la discordia en Liceo Galvarino Riveros; acusan censura

CASTRO (La Opinión de Chiloé) — Controversia ha causado en la comunidad escolar del Liceo Galvarino Riveros Cárdenas de Castro, y en cierto sector de la sociedad chilota, la instalación (y posterior retiro) en el hall de acceso de tal establecimiento de una obra de arte donde aparece una mujer indígena desnuda menstruando.

Aparentemente, fueron los reclamos de varios apoderados —cuyos nombres La Opinión de Chiloé mantendrá en reserva— los que habrían incitado a que la Corporación Municipal de Educación avalara el retiro de la obra, decisión que sorpresivamente hizo que la pintura trascienda a nivel público y que sea tema de discusión. Quizás, la molestia no habría sido la imagen de la mujer mostrando su vagina, reclamo que sonrojaría incluso al mismísimo Gustave Courbet y su L’Origine du monde visitado por millones al año en el Museo de Orsay de París; tampoco habría sido la representación de los senos, tema recurrente por milenios en el arte. No, lo que en realidad habría «provocado» fue la representación de la menstruación de una mujer perteneciente a pueblos originarios.

Según Alex Oyarzún Sánchez, presidente provincial del Colegio de Profesores de Chile A.G., «invalidar un producto de una acción pedagógica que solo buscaba plantear una mirada diferente de historias, relatos y realidades se llama: censura» añadiendo que «si ciertos sectores quieren darle un sentido provocador de denigración asuma su interpretación, pero no pretenda imponer su mirada, pues de esa forma no contribuye a fortalecer la tolerancia y la sana convivencia en una comunidad».

Luego, surgen varias interrogantes sobre lo que pasó: ¿buscaban los estudiantes provocar? ¿es la sociedad castreña pacata o abierta? ¿las autoridades que dirigen los destinos de la educación pública en Castro (al mando del UDI Juan Vera) son muy conservadoras? ¿hay censura? ¿los detractores entienden de arte o no? ¿los simbolismos de lo que representa menstruación para el mundo indígena se han olvidado? Las respuestas pueden ser disimiles, contradictorias o discutibles, pero eventualmente poco importan ya que la discusión se instaló develando que la menstruación sigue siendo un tema tabú, algo que podría ser sorpresivo a nivel antropológico en Chiloé porque refuerzan que el rico abanico de ritos sagrados y prácticas que realzaban el poder femenino tras cada ciclo menstrual ya están extintos.

¿Se adscribieron los educandos, sabiéndolo o no, a las nuevas tendencias del arte femenino en el mundo? La pintura no era un trabajo de Frances Cannon, Montana Kitching, Akino Kondoh, Mayra Alpízar, Poppy Jackson o Liv Strömquist, sino que de estudiantes del Liceo Galvarino Riveros Cárdenas que buscaban expresar la cosmovisión indígena de la menstruación, todo en el marco de la Semana del Libro y la Lectura.

¿Es o no es ofensivo?, los argumentos a favor y en contra no parecen ser distintos a los expresados en otras partes del mundo para pinturas similares. Dichos como «piensen en los niños» son casi idénticos a los esgrimidos por algunos en sociedades supuestamente más avanzadas como la sueca tras una masiva exposición de Strömquist que mostraba mujeres desnudas menstruando en el famosísimo Stockholms tunnelbana por ejemplo; o aseveraciones como «no es arte» son iguales a las que otros realizaron al ver las obras de Kondoh en el Mizuma Art Gallery de Tokio. El tema de la menstruación genera, aunque es extraño que eso ocurra en Chiloé considerando la enorme carga simbólica ancestral que tiene aquella.

Aunque el arte es subjetivo, el discurso indígena es enormemente evidente al ver a esa mujer menstruando sobre un campo iluminado por los ciclos lunares. Todo lleno de simbolismos mítico-cosmológicos al ver la luna, la sangre en forma de río, el campo verde, los árboles, el cielo estrellado o la joyería.

El trabajo parece evocar al extinto baño purificador que recibían las niñas de sus madres a las orillas de los ríos en su menarquia, ceremonia donde la ahora mujer recibía sus primeras joyas (chawai que refleja su fertilidad) y se daba por entendido que había alcanzado el conocimiento necesario para relacionarse con el ñukemapu; o bien parece evocar la conexión o poder especial que tiene la mujer con la naturaleza y la prolongación fecunda de su vientre con la tierra; o tal vez la sangre sobre el campo sugiere la antigua tradición de recibir la primera menstruación con paños y telas que después ser ofrendada a la tierra. Quien sabe.

Lo cierto es que, por ejemplo, la llegada de la menarquia era causal de celebración, e incluso las/os machis usaban esa sangre para pintar su kultrún gracias a su poder. Sin embargo, con la creciente occidentalización de los pueblos originarios, las mujeres dejaron de traspasar los conocimientos y ritos quedando la menstruación en el silencio, en lo oculto.

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