
CASTRO (La Opinión de Chiloé) — La violencia en las relaciones de pololeo es un flagelo social de creciente interés en el ámbito de las políticas públicas y a nivel penal, aunque la normalización de algunas conductas impropias y las «reconciliaciones del nunca más» muchas veces traban las denuncias y la consecuente persecución de los y las agresores(as), cada vez son más recurrentes los casos de víctimas que se atreven a denunciar, aunque aún son pocos.
Para Mariana Madariaga de la ONG Parejas sin Violencia, una de las causas es que «los chicos no tienen idea de lo que es la violencia en el pololeo, creen que es el primer golpe cuando en realidad parte de mucho antes, en estas relaciones llamadas de control y de poder donde le controlo la manera de ser, la manera de vestir, con quien se junta, etc.»
En tal marco, una nueva causa adscrita a presunta violencia en el pololeo se discutió ayer jueves en el Juzgado de Garantía de Castro luego que una joven acusara una agresión este fin de semana. El caso es interesante dado que muestra la forma en que este tipo de denuncias son tratadas en los juzgados chilotes, especialmente cuando es el primer incidente «registrado».
Según antecedentes de la Fiscalía que tuvo a la vista La Opinión de Chiloé, los hechos ocurrieron alrededor de las 2.40 horas del domingo 8 de septiembre de 2019 cuando Gerardo Nicolás Hernández Villegas (24 años) habría procedido a agredir a su polola y noquearla al interior de un vehículo, constatándose posteriormente lesiones en un centro asistencial.
El ente persecutor indica que todo ocurrió cuando ambos se encontraban en el móvil de propiedad del requerido antes individualizado, quien se estacionó frente al Local «La Posada» ubicado en Panamericana Sur de la comuna de Castro «comenzando a insultarla, para luego propinarle un golpe de puño en el costado derecho de su rostro, perdiendo ella el conocimiento por un instante».
El incidente quedó registrado en el parte de denuncia n.°1842 de Carabineros de Castro de 08/09/2019, sumándose a la declaración de la mujer prestada ante funcionarios policiales por delegación del fiscal. A la víctima, eso sí, no se le aplicó la pauta unificada de evaluación inicial de riesgo de violencia dado que el vínculo entre el agresor y ella solamente era pololeo.
A raíz de lo anterior, la víctima llegó al Hospital Dr, Augusto Riffart de Castro a constatar lesiones; según describe el informe respectivo, ella registró «región malar derecha eritematosa, tórax simétrico normoexpansible MVA en AS CS sin agregados, neurológico hemiplejia izquierda braquial secuelar«, en términos simples, inflamación y moretón en la zona derecha de la cara y secuelas temporales que explicarían la pérdida de consciencia.
En vista y considerando, a juicio de la Fiscalía de Castro los hechos descritos serían constitutivos de lesiones leves descritos y sancionados en el artículo 494 n.°5 del Código Penal, proponiendo la aplicación de una multa de una UTM.
Aunque la juez Alejandra Varas Cuevas accedió a aquello, la multa quedó suspendida por por el término de seis meses; luego, de no mediar en ese período nuevo requerimiento o formalización, se decretará el sobreseimiento definitivo de la causa.
Violencia en el pololeo
En 2018, y de acuerdo a cifras del Ministerio de Salud que tuvo a la vista La Opinión de Chiloé, 3.270 jóvenes menores de 20 años concurrieron a un centro asistencial tras sufrir una agresión y/o violencia sexual: 2.653 fueron mujeres y 617 varones. 864 fueron niños y niñas con edad menor o igual a 14 años.
En abril de este año la Fundación Instituto de la Mujer presentó el libro Amores tempranos. Violencia en los pololeos en adolescentes y jóvenes en Chile, una publicación que contiene un estudio sobre este problema focalizado en relaciones de pareja de jóvenes menores de 29 años. Dentro de sus resultados, un 51% de los encuestados aseguró ser testigo de amistades que sufren de maltrato en el pololeo y un 43% asegura controlar a sus parejas.
En un sondeo del INJUV presentado en 2018, y ante la pregunta sobre los actos de violencia que han sufrido las personas jóvenes, el 34,2% declaró que su pareja la ha insultado o gritado y el 25,7% indica que su pareja le ha prohibido juntarse con amigos o familia. El 12,5% de la población joven declara que su pareja lo ha humillado en público, mientras que un 11,1% declaran que su pareja la ha presionado para tener relaciones sexuales, aunque no lo desee.
En otro ámbito, el mismo estudio del organismo estatal indica que el 39,4% de las y los jóvenes encuestados declara que su pareja ha revisado su celular o redes sociales sin consentimiento, lo que da cuenta de las nuevas formas en las que se expresa y ejerce la violencia en las relaciones de parejas jóvenes.
Al consultar por las causas de la violencia en las relaciones de pareja, un 38,5% considera que es por un deseo de poder o control sobre el otro, seguido por un 37,2% que cree que se debe al machismo de la sociedad chilena. Un 26,4% señala que es por celos y otro 22,4% por desconfianza. Ahora, cuando se les pregunta si conocen a alguien que haya sufrido violencia en la pareja, el 64% declara que sí, siendo mayoritariamente las mujeres en comparación a los hombres las que plantean esto (68,8% versus el 59,2% de los hombres jóvenes), como también las personas jóvenes que poseen entre 25 y 29 años (72,3%, en comparación al 49,3% del tramo 15 a 19 y al 68,2% de aquellos que tienen entre 20 y 24 años).
Madariaga, de la ONG Parejas sin Violencia, indica que las redes de apoyo son muy importantes para abogar por la denuncia, partiendo muchas veces en la casa, aunque si no se tiene ahí, también están los amigos, colegios o universidades, aunque reconoce que «uno de los fenómenos más grandes es la normalización de la violencia» que incluso, puede impactar de cerca a las víctimas con fraseos del tipo «el resto no sabe lo que pasó», «fue un error no más», «te extraña, perdónalo», «está estresado por eso pasó», «nunca más lo va a hacer», «el amor supera todo» y etcéteras.
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