Cermaq «se va» de Ancud y Dalcahue concretando cientos de despidos

ANCUD/DALCAHUE (La Opinión de Chiloé) — Ningún trabajador se salvó. Tras complejos doce meses de operación en las ciudades de Ancud y Dalcahue, el grupo Cermaq, subsidiaria de la multinacional japonesa Mitsubishi, confirmó durante este martes lo que ya era un secreto a voces: el cierre de sus plantas de proceso en ambas comunas.

A través de un comunicado firmado por el director general de Cermaq Chile, Steven Rafferty, se indicó que los trabajadores fueron notificados sobre la decisión ayer.

La medida «busca (i) ajustar la capacidad de proceso en la región de Los Lagos, conforme con la producción real de la empresa que se procesa en ella y a las proyecciones de producción para los próximos años, además de (ii) lograr una estructura operativa más eficiente, que nos permita mantener la operación en el tiempo», dijo.

Durante la semana pasada diversos rumores arreciaron al interior de la planta de la ex Cultivos Marinos en Ancud luego que fueran finiquitados cerca de 135 personas, llegándose a sospechar que se iniciaría un mantenimiento forzoso de todas las instalaciones a la espera que las restricciones por la pandemia de COVID-19 se relajaran, lo que en términos prácticos implicaba la suspensión de sus operaciones de manera temporal.

Sin embargo, ayer martes la empresa informó que se procederá a cerrar las operaciones en Ancud dejando a los cerca de 195 trabajadores que aún quedaban sin trabajo. Vale decir, en una semana se procedió a desvincular a 330 personas en la ciudad del Pudeto.

Fuentes consultadas por La Opinión de Chiloé indicaron que existieron conversaciones para que se aplique una «suspensión del contrato» por algunos meses y volver a retomar una vez finalizada la contingencia actual, pero la medida llevada adelante por Cermaq de cerrar todo ya estaba en el escritorio de la gerencia por razones que se fueron acumulando en el tiempo.

Ancud eso sí no fue la única dado que las dependencias en Dalcahue corrieron la misma suerte ya que también se les comunicó a sus cerca de 150 trabajadores que las operaciones cesaban. El argumento en tal caso era similar.

Hay que mencionar que por ahora se ha descartado alguna reapertura en el mediano plazo. Trascendidos indican que se busca el traslado del equipamiento y maquinaria fuera de la Provincia de Chiloé hacia zonas con costos menores ya que las cifras de los últimos 12 meses alertaron sobre la existencia de una capacidad ociosa en torno al 40% por la creciente inestabilidad y la aparición de grupos externos que entorpecían la cadena de suministros reiteradamente.

Incluso algunos días simplemente no ingresaban camiones con peces, sumándose a inconvenientes con autoridades regionales y locales por causa diversa que redundaron en zonas de las plantas con amplio equipamiento pero vacías.

La empresa precisó en un comunicado que «las plantas de proceso de Cermaq —ubicadas en la X Región— tienen capacidad instalada para procesar 120.000 toneladas al año, que, dada su ubicación geográfica, es utilizada para procesar el producto de la X y XI regiones. Durante el último año Cermaq ha utilizado menos del 60% de su capacidad de proceso y no es esperable que el marco normativo cambie en el futuro, por lo que no vemos posible recuperar en el mediano plazo los niveles anteriores de producción, lo que nos obliga a realizar este ajuste».

El 5 de febrero de este año, Mitsubishi liberó a sus accionistas un documento donde detallaba los resultados netos operacionales acumulados para cada una de sus subsidiarias, pudiéndose observar una brusca caída para Cermaq Group AS. En los antecedentes que tuvo a la vista La Opinión de Chiloé se detalla una baja del 51,5% en ese indicador entre abril y diciembre de 2019, con un fuerte aumento en los costos y gastos operacionales con Chile incidiendo significativamente.

Si bien es cierto se mencionan como causas en la merma del volumen de producción a diversas modificaciones legales que habían sido adoptadas en el país durante los últimos años, la medida de cierre de plantas ya era discutida en la matriz incluso antes que Thomas Palm, director Financiero del Grupo Cermaq, renunciara en enero.

En particular, durante los últimos 12 meses las actividades han sido complejas para las plantas de proceso al interior de Chiloé ya que a los problemas del cierre generalizado de los vertederos industriales que encarecieron los costos de operación, se sumaron constantes problemas de traslados de materias primas desde y hacia la isla así como del producto terminado, con lo que sus compromisos de exportación se vieron afectados.

Los bloqueos y conflictos constantes desde octubre del año pasado resultaron en un duro golpe para la empresa, mientras que la pandemia por el COVID-19 vino a acelerar la decisión ad portas de una crisis económica internacional.

Según fuentes de la industria, los resultados financieros de Cermaq muestran que los objetivos estratégicos de su plan de desarrollo se vieron truncados, con una rentabilidad sobre la inversión menor a la proyectada, principalmente por capacidad ociosa.

El cierre no fue una medida de un día para otro ya que al menos se venía evaluando realizar ajustes desde el año 2016, pero los inconvenientes presentados desde octubre del año pasado construyeron un punto de inflexión. La aparición de discursos más agresivos por parte de algunas agrupaciones hacia la compañía y colaboradores desde el primer caso de COVID-19 —incluyendo algunas acusaciones con imputaciones graves— simplemente aceleró todo porque se pronosticó que la situación podría empeorar.

Rafferty subrayó que «este tipo de decisiones son difíciles, pero estamos convencidos de que son necesarias para contar con una estructura que permita operar la empresa de una forma más eficiente y directa y, de esta manera, asegurar su operación en el tiempo».

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