Confirman nueva muerte vinculada a tuberculosis en Chiloé: era paciente secuelada

Fotografía: Mycobacterium tuberculosis ampliado a 15549x, Centers for Disease Control and Prevention.
Véase también:
Tuberculosis en Chiloé: confirman un muerto en medio de complejo escenario por pandemia.

CASTRO (La Opinión de Chiloé) — En medio de la atención sanitaria que ha tenido la enfermedad por el SARS-CoV-2 y los ingentes esfuerzos por contener su avance y paliar su impacto, un nuevo deceso vinculado a la tuberculosis (TBC) se registró en la provincia de Chiloé durante los últimos días, la otra pandemia que es foco de vigilancia de los equipos de salud y que se ha visto relegada mediáticamente gracias al coronavirus.

De acuerdo a información a la que accedió La Opinión de Chiloé, se trata de una adulta mayor oriunda de Castro cuya constatación del deceso fue en el Hospital Dr. Augusto Riffart de Castro el pasado 1 de septiembre, a las 22.45 horas. A este respecto, se debe precisar que M.M.S.H. (77 años) se constituye en la segunda defunción vinculada a tuberculosis de la temporada invernal 2020 (aplica criterio B90.9 CIE-10), dato confirmado por el Departamento de Estadísticas e Información en Salud (DEIS) del MINSAL.

En efecto, el primero que se registró en la zona para este invierno fue el 21 de julio pasado, tratándose de un hombre de 74 años oriundo de Dalcahue que murió en el nosocomio castreño con TBC (aplica criterio A16.2 CIE-10), tras varios días internado en estado de gravedad. Sufrió un shock séptico con punto de partida pulmonar probablemente por Mycobacterium tuberculosis (ver nota relacionada).

Luego, sobre la segunda persona fallecida, fuentes consultadas por La Opinión de Chiloé refirieron que presentaba una insuficiencia respiratoria crónica como una de las principales manifestaciones de trastornos funcionales por haber tenido TBC, y que afectaron directamente su pronóstico y calidad de vida.

M.M.S.H. se consideraba como curada de la enfermedad, aunque los trastornos que aparecieron debido al episodio de TBC provocaron su muerte, razón por la cual se le vincula a razones secueladas de la enfermedad.

En particular, aunque esta paciente estaba en los registros bajo el grupo de aquellos con tuberculosis tratada, lo cierto es que desarrolló secuelas pulmonares severas que implicaron una profunda limitación crónica al flujo aéreo, desarrollando una insuficiencia respiratoria crónica. Razones hay muchas como la mala adherencia al tratamiento antituberculoso, el retraso en el diagnóstico de la TBC, una amplia extensión de lesiones pulmonares (visibles vía radiografía de tórax), alguna falla terapéutica, multidrogo resistencia, la cantidad de expectoración y la recurrencia o la recidiva de tuberculosis.

La documentación oficial que tuvo a la vista La Opinión de Chiloé así lo corrobora, dado que al registrarse la defunción se indicó como causa inmediata, que se refiere a la enfermedad o condición que produjo directamente la muerte, a una insuficiencia respiratoria cónica. Luego, como causa originaria, o sea, enfermedades, lesiones, tipos de accidentes u otro que haya ocasionado la causa inmediata, se indicó la existencia de pulmón secuelado de tuberculosis; mientras que la segunda causa originaria, apartado disponible para otros motivos de este tipo, claramente se indica tuberculosis tratada.

Hay que recordar que la tuberculosis (TBC) es una enfermedad infecciosa que no está erradicada y es causada por varias cepas de micobacterias, siendo la más común la Mycobacterium tuberculosis. Puede afectar cualquier parte del cuerpo humano, pero comúnmente ataca a los pulmones. 

A nivel país, la tasa de morbilidad ha aumentado durante los últimos años, ya que si en 2014 era 12,3 por cada 100.000 habitantes, en 2019 llegó a 15,2 por cada 100.000 habitantes según el último Informe de Situación Epidemiológica y Operacional del Programa Nacional de Tuberculosis del Ministerio de Salud.

Hay varias causas, siendo una de las principales la inmunodeficiencia como resultado de la coinfección por VIH o, con menos frecuencia, los tratamientos inmunosupresores como la quimioterapia o los corticosteroides; se debe mencionar también algunos seguidores minoritarios contra las vacunas que optan por no inocular a sus hijos o hijas.

Un tercio de la población mundial actual ha sido infectada por Mycobacterium tuberculosis, mientras que entre el 5% y 10% de estos contagiados puede presentar la enfermedad que, si no se trata, mata al 50% de sus víctimas. Según el último Informe mundial de esta patología elaborado por la OMS, su transmisión comunitaria sigue siendo continua y sostenida.

De hecho, se espera que este 2020 existan alrededor de 10 millones de contagios en el mundo, de los cuales alrededor de 3 millones no serán pesquisados (por lo que no tendrán acceso a atenciones de salud), y más de un millón morirá, la mayoría población vulnerable.

Además, debido a que el COVID-19 ha causado interrupciones sustanciales en las atenciones normales de los centros de salud, es de esperar que para los próximos 5 años el número de muertos por tuberculosis crezca hasta un 20% según un estudio reciente publicado en The Lancet «porque las interrupciones dejan a las personas sin tratamiento durante más tiempo, lo que lleva a una mayor transmisión y más casos diagnosticados en años posteriores» dicen los investigadores.

La situación en Chiloé para este año muestra una reducción significativa de personas diagnosticadas al menos hasta principios de agosto según indicó a La Opinión de Chiloé Augusto Canales Villegas, médico encargado del Programa TBC del Servicio de Salud, precisando eso sí que debido al COVID-19 «la búsqueda de pacientes se ha limitado a personas consultantes», vale decir, pueden haber chilotes con TBC sin saberlo.

«Esto es porque los equipos no pueden salir a realizar pesquisa de personas fuera de los establecimientos [de salud] que presenten tos con expectoración por más de dos semanas. A la fecha tenemos diagnosticados 7 pacientes, a diferencia del año pasado que a esta misma fecha teníamos 14 pacientes diagnosticados y en tratamiento, es decir hoy tenemos un 50% menos», dijo la fuente.

En conversación con La Opinión de Chiloé, el tecnólogo médico del equipo del programa de Tuberculosis del Servicio Salud Chiloé, Guillermo Márquez, había dicho tras confirmarse el primer muerto por tuberculosis en la zona que este período con COVID-19 «ha sido una época compleja. En el Programa de TBC los equipos de salud pesquisan entre los consultantes y/o salen a buscar los posibles casos (personas que tosen y tienen flemas por más de dos semanas). Cómo las atenciones han disminuido en todos los niveles la pesquisa claramente se ha visto alterada y con ello el número de casos encontrados. Actualmente, la búsqueda se ha limitado a los casos con alta sospecha de la enfermedad (consultantes con clínica compatible de TB)».

«Esta disminución en la cantidad de casos nos deja el gran desafío de localizar a esas personas sin diagnosticar y cortar la cadena de transmisión apenas sea posible. Es y será una problemática mundial, mientras todos los esfuerzos están enfocados en contener la COVID-19, la baja en la pesquisa significa que hay personas que no son diagnosticadas, que no se tratan, siguen contagiando y mantienen la enfermedad en nuestras comunidades. De hecho hay organismos que señalan que esto puede significar un retroceso de 5 a 8 años de esfuerzos en contener esta otra pandemia», dijo.

«La recomendación más importante a los lectores [de La Opinión de Chiloé] es la que siempre hemos dado: cualquier tos con flemas que dura más de dos semanas debería ser investigada para tuberculosis por lo que en estos casos el llamado es a contactar a su centro de salud más cercano (posta, CECOSF, CESFAM) para realizar el examen de manera gratuita», acotó. La entrevista completa puede leerse acá.

NOTA DE LA REDACCIÓN: Este artículo fue elaborado por el Director y Editor General de La Opinión de Chiloé, Juan Miguel Vera, gracias a datos del Instituto de Salud Pública, del Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) del Ministerio de Salud, del Hospital Dr. Augusto Riffart de Castro y del Servicio de Registro Civil e Identificación.
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