GUERRERO, MÉXICO (La Opinión de Chiloé/Agencias) — Un enorme impacto en la sociedad mexicana provocó el hallazgo del cuerpo sin vida de Magdalena Aguilar Romero (28 años), nutrióloga que se encontraba desaparecida desde el 13 de enero cuando habló por teléfono con su madre por última vez.
Los restos de la joven fueron localizados en un restaurante propiedad del ex esposo de Romero ubicado en el barrio de Los Adobes, en la ciudad turística de Taxco, Guerrero; éste se encontraba descuartizado y parcialmente cocinado en bolsas de plástico y cacerolas almacenadas en un refrigerador del local. Roberto Álvarez Heredia, vocero del Grupo de Coordinación Guerrero, informó que el principal sospechoso del crimen es el ex esposo de la víctima, quien se encuentra prófugo de la justicia.
Según El Universal, la Fiscalía General del Estado (FGE) describió así el hallazgo: «en un local de tres metros de ancho, cubierta su entrada con un portón sin razón social que funcionaba como centro botanero propiedad de César ‘N’. Al interior mide cinco metros de largo, donde hay sillas y mesas blancas, hay una parrilla de tres quemadores, donde se observa una olla de peltre conteniendo en su interior las extremidades superiores e inferiores cocidas, en el piso se observó una bolsa de plástico color negro conteniendo la pelvis ya cocida y en el interior de un refrigerador se encontró el resto del cuerpo semicongelado».
Con el femicidio de Magdalena, en los primeros 23 días del 2018 hay un total de 20 mujeres asesinadas sólo en el Estado de Guerrero según la activista y presidenta de la Asociación Guerrerense Contra la Violencia Hacia las Mujeres, Marina Reyna Aguilar.
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