
CHONCHI (La Opinión de Chiloé) — Una indagatoria de tipo desformalizada es la que actualmente lleva adelante el Ministerio Público de Castro para determinar las circunstancias que estarían detrás de un violento incidente ocurrido en la comuna de Chonchi el 10 de febrero pasado, y que de manera sorpresiva se terminó vinculando a una delicada denuncia estampada dos días después en la misma fiscalía.
Según varias fuentes consultadas por La Opinión de Chiloé, hace más de dos semanas atrás, un sujeto con residencia en Nalhuitad identificado con las iniciales J.O.T.T. (61 años) llegó con diversas lesiones al Servicio de Urgencia del Centro de Salud Familiar de Chonchi pidiendo atención, relatando que fue víctima de un violento asalto.
En particular, habría señalado que presuntamente un trío de desconocidos llegaron a su domicilio alrededor de las 22.30 horas del 10 de febrero para perpetrar el ilícito, siendo agredido con golpes de pies y puños en distintas partes del cuerpo. Detalles pormenorizados no entregó, ni tampoco aludió a si los conocía o no.
En esas circunstancias, aseveró que logró escapar de la vivienda descalzo y con poca ropa, concurriendo a la propiedad de una conocida quien lo conminó a ir a un centro asistencial para tratarse las visibles heridas, especialmente cerca del globo ocular.
Tras ser atendido en el Cesfam de Chonchi, presentó cierta sintomatología relacionada a fuertes contusiones en el cráneo, por lo que fue derivado al Hospital Dr. Augusto Riffart de Castro donde quedó internado en observación. Su diagnóstico preliminar habría sido lesiones menos graves, con varias de ellas en el rostro.
Sin embargo, el caso dio un enorme vuelco cuando La Opinión de Chiloé confirmó el 12 de febrero que la madre de una pequeña niña había estampado una denuncia acusando que el J.O.T.T. en realidad sería un contumaz pederasta que habría perpetrado hechos que podrían ser constitutivos de algún tipo de abuso sexual con su hija.
A este respecto, tales actos quedaron al descubierto dos días antes luego que la mujer llevara a la menor al médico por fuertes dolores vinculados a una potencial apendicitis.
Sería ella la que posteriormente indicó a fuentes policiales que había notado algo raro durante los últimos meses en su hija, viendo un notorio cambio de comportamiento y una tendencia a aislarse tanto de su progenitora como de su actual pareja, y que al consultarle qué era lo que pasaba, la niña evitaba responder.
En medio de la atención en el recinto de salud, le dijo que para verificar si tenía apendicitis le harían algunos exámenes, entre ellos uno de orina, por lo que aprovechó de preguntarle de nuevo si alguien le había hecho algo mencionándole que en ese test supuestamente saldría todo.
Ahí la víctima empezó a relatar que habría sufrido tocaciones y manoseos por parte de un sujeto apodado «cote» que vivía al lado de su casa en Nalhuitad, Chonchi.
De acuerdo a lo relatado por la madre a funcionarios policiales, la víctima sufría estos actos deleznables desde que tenía aproximadamente 8 años de edad, los que pararon a mediados del año 2019. Ahora tiene 11 años cumplidos.
Acusó también que él tendía a invitar a sus hijos a su casa cada vez que podía para regalarles plata y dulces, y que en ese contexto presuntamente procedió a abusar de la menor. La vivienda queda al lado, por lo que la poca distancia era uno de los facilitadores.
Varias veces la mujer encaró al sujeto para que evitara invitar a sus hijos, e incluso en una ocasión hizo que la hoy víctima devolviera la plata que le había regalado; tenía sospechas pero al preguntarle en reiteradas ocasiones a la niña ella negaba todo.
Sin embargo, ya develado todo ese 10 de febrero, la escolar acotó que el eventual abusador sexual la amenazaba con armas de fuego para que no dijera nada, arguyendo que la mataría a ella y a su familia si contaba algo.
Con eso, la mamá habría decidido ir a la casa del sujeto para encararlo en compañía de al menos una persona más (otros dicen que eran dos acompañantes), iniciándose un confuso incidente que derivó en golpes de puños y pies al presunto pederasta, quien habría sufrido una pérdida de conciencia temporal, siendo levantado por los involucrados en comento para expulsarlo de la propiedad. En ese proceso, el sujeto se reincorporó y escapó por el campo.
La Opinión de Chiloé confirmó que estuvo inubicable por casi dos días hasta que se supo que estaba en un recinto de salid. Adicionalmente, detectives se apersonaron varios días después allanando la propiedad y encontrando lo que serían dos armas: una a fogueo y una pistola calibre .22. Se desconoce si poseían funcionalidad.
El presunto pederasta no volvió a la casa de Nalhuitad sino hasta el 18 de febrero, cuando alrededor de las 18.30 horas llegó a buscar varias de sus pertenencias y un vehículo, lugar donde habría amenazado desde la distancia a su hermana con un arma blanca que sacó desde su pantalón.
La aludida escapó del lugar solicitando la presencia de Carabineros, quienes procedieron a detener al imputado.
Un día después pasó a control de detención y formalización de la investigación como presunto autor en grado de consumado del delito de amenazas simples en contexto de violencia intrafamiliar, descrito y sancionado en el artículo 296 n.°3 del Código Penal, en relación al artículo 5 y siguientes de la Ley 20.066, en grado de desarrollo de consumado.
Por esto, el Ministerio Público de Castro presentó requerimiento verbal en procedimiento simplificado pidiendo 540 días de presidio menor en su grado mínimo, más la prohibición de acercarse a la víctima o a su domicilio, lugar de trabajo o estudio, así como a cualquier otro lugar al que ésta concurra o visite habitualmente por el plazo de 1 año, más el comiso del arma blanca para destrucción.
El sujeto no reconoció los hechos por lo que se fijó una audiencia de Preparación de Juicio Oral Simplificado en un tiempo récord: 9 de marzo.
Fuentes consultadas por La Opinión de Chiloé eso sí indicaron que la rapidez de la fiscalía para solicitar audiencia de preparación de juicio y los 540 días pedidos por la fiscalía sólo por lo que ocurrió el 18 de febrero parecen bastante «curiosos» ya que por un lado, J.O.T.T. no posee antecedentes penales, mientras que por otro, comúnmente se ha llegado a suspensiones condicionales del procedimiento o salidas alternativas para delitos aún peores.
En tal marco, y volviendo a la denuncia del 12 de febrero, se presume que el fiscal decidió solicitar aquello porque podría estarse preparando una futura formalización por el presunto delito de abuso sexual propio o directo (de menor de 14 años de edad) descrito y sancionado en el artículo 366 bis del Código Penal, y al tener una sentencia facilitaría una prisión preventiva.
La Brigada Investigadora de Delitos Sexuales y Menores (Brisexme) de la Policía de Investigaciones de Ancud está realizando peritajes para levantar antecedentes que permitan determinar qué tipo de delito sexual se configuraría respecto a la menor denunciante.
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