Un nuevo estudio vinculado a las externalidades negativas de la industria del salmón en la región de Los Lagos fue publicado hace pocos días en la prestigiosa revista científica Marine Pollution Bulletin, y que se abocó a analizar por primera vez las eventuales concentraciones de pesticidas antiparasitarios en los sedimentos cercanos a los centros de cultivo de salmones en la zona norte del mar interior de Chiloé y en el Seno del Reloncaví, indagando en los riesgos potenciales de tales sustancias químicas en el ecosistema marino.
La investigación que tuvo a la vista La Opinión de Chiloé, y que se titula Occurrence of antiparasitic pesticides in sediments near salmon farms in the northern Chilean Patagonia, fue llevada adelante por investigadores de la Universidad de Concepción, del Research Center for Toxic Compounds in the Environment (RECETOX) de la Universidad Masaryk en República Checa, de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, y de la Universidad de Siena en Italia, quienes tomaron una serie de muestras de sedimentos superficiales en las inmediaciones de cuatro centros de cultivo de salmones cerca de la ciudad de Puerto Montt, Ancud, Castro y Curaco de Vélez, después que las compañías aplicaron pesticidas para atacar piojos de mar.
Las muestras fueron tomadas en diciembre de 2010 para Puerto Montt, en diciembre de 2012 para Ancud y en febrero de 2013 para Castro-Curaco de Vélez. En el Seno del Reloncaví las empresas habían aplicado tratamientos antiparasitarios con Benzoato de Emamectina, Teflubenzuron y Diflubenzurón, mientras que en las otras comunas Cipermetrina y Deltrametina para tratar a los salmones.
Dentro de los resultados, los científicos detectaron altas concentraciones de Cipermetrina en los sedimentos de los centros de cultivo en las costas de Ancud (en la Bahía Manao) con niveles que llegaron incluso hasta 1.323,7 ng g– 1 en Pulelo. Estas concentraciones fueron 184 veces más altas que aquellas encontradas en las costas de otros países productores de salmón, como por ejemplo Escocia o Noruega, donde incluso, tales químicos en el agua son casi inexistentes, a pesar que en dicho país la industria salmonera es altamente intensiva.
De acuerdo con los datos de toxicidad reportados, este rango representa un riesgo potencial para los invertebrados bentónicos en las cosas chilotas. Los autores indican que la Cipermetrina y Deltametrina son tóxicas en bajas concentraciones; es más, aseguran que éstos «interfieren con el funcionamiento normal del sistema nervioso central, causando parálisis en organismos marinos». Este informe es el primer intento de establecer una línea base para evaluar los niveles de pesticidas antiparasitarios en el mar interior de Chiloé.
¿Tiene relación con la marea roja?
Si bien es cierto la investigación no se abocó a realizar un análisis que vincule tales niveles tóxicos de pesticidas con la marea roja, La Opinión de Chiloé tuvo acceso a una investigación de 2011 titulada Toxicological effects of cypermethrin to marine phytoplankton in a co-culture system under laboratory conditions publicada en la revista científica Ecotoxicology donde si encontraron una relación, al menos, con la Cipermetrina.
En ese trabajo los investigadores (de la Universidad Jinan y del Engineering Research Center of Tropical and Subtropical Aquatic Ecological Engineering, ambos de China) señalaron que: «los resultados de este estudio sugieren que la contaminación por Cipermetrina en aguas marinas podrían conducir a un cambio en la estructura de la comunidad fitoplanctónica de especies de diatomeas y dinoflagelados nocivos, los que podrían ser por lo tanto potencialmente estimulantes para el florecimiento de algas«.
¿Porqué el estudio encargado por el Gobierno no abordó los potenciales efectos de estos compuestos químicos en la zona y su eventual relación con los blooms de algas? Esa es una gran interrogante considerando los niveles tóxicos de, al menos, Cipermetrina recientemente reportados en la zona costera chilota.
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