
CHONCHI (La Opinión de Chiloé) — Un fuerte rumor circulaba desde la semana pasada en la comuna de Chonchi respecto a un eventual floramiento de algas nocivas (FAN) que estaba siendo monitoreado, confirmándose este jueves 14 de marzo tras la masiva mortandad de peces en las costas de Pilpilehue, misma área donde el wellboat Seikongen se hundió en octubre de 2017.
De acuerdo a antecedentes preliminares recopilados por La Opinión de Chiloé, Camanchaca notificó al Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) la mortalidad abrupta y repentina de 123 toneladas de salmones en el centro Pilpilehue, ubicado en la ACS 10 B, cercano a Castro, debido a la presencia de concentraciones sobre las 250 células por ml de Pseudochattonella cf verruculosa, en superficie, activando en forma inmediata su plan de acción ante mortalidades masivas.
Junto con detallar que el hecho se habría producido en la noche anterior y madrugada del jueves, Sernapesca confirmó que personal de la Dirección Regional del Servicio «se constituyó de inmediato en el centro de cultivo, constatando que la mortalidad está siendo retirada de acuerdo con la logística disponible, además de informar al comité regional interinstitucional de contingencias ambientales».
Desde febrero de este año, el Sernapesca ha mantenido en vigilancia los centros que integran la Agrupación de Concesiones de Salmonídeos (ACS) 10B, a la cual precisamente pertenece “Pilpilehue”, considerando la presencia de Pseudochattonella cf. verruculosa en concentraciones bajo niveles de alerta.
Fuentes confirmaron a La Opinión de Chiloé que la mortandad habría afectado a 62.500 peces, mientras que personal de Sernapesca está evaluando la evolución del fenómeno así como el cumplimiento de la reglamentación vigente para el retiro y disposición del material biológico desde el centro afectado. Eso sí, la desconfianza en ese organismo fiscalizador persiste en las comunidades costeras chilotas tras el fallo que dictó la Corte Suprema en 2018 donde se declararon actuaciones ilegales y arbitrarias luego del vertimiento de salmones en 2017 pre crisis de marea roja y «por la autorización exponencial e indiscriminada de cultivo de salmones en cautiverio sin exigir las medidas adecuadas para evitar afectar el medio marino, el que se ha visto severamente dañado» (ver nota relacionada).
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