Con casi dos siglos y medio de historia, suspenden Fiesta del Nazareno de Caguach

Fotografía: colaborador de La Opinión de Chiloé. En la foto: Imaginería del Nazareno de Caguach.

ISLA CAGUACH (La Opinión de Chiloé) — A través de un comunicado difundido por la Congregación de Jesús Nazareno y la Comisión de Iglesia de Isla Caguach, se anunció la suspensión de la mayor festividad religiosa y cultural del Archipiélago de Chiloé, y que se viene realizando en la ínsula desde fines del siglo XVIII.

El evento, que incluso sobrevivió a la negra época del obispo Agustín Lucero, quien la prohibió en 1889, o las batallas de la Guerra de Independencia o a epidemias como la viruela, esta vez no se realizaría por motivo de la pandemia por el COVID-19, o al menos, no se harán actividades con público externo a la isla.

«El Patrón Mayor junto a la Congregación de Jesus Nazareno y Comisión de iglesia de isla Caguach, lamenta informar que debido a la contingencia y condicionados por la pandemia actual, se suspende la celebración de la tradicional fiesta de Caguach, que se realiza cada 29 y 30 de agosto de todos los años», dice el comunicado.

Agregan que «este año estamos llamados a vivir la fiesta de manera diferente, por lo que no se realizará ninguna actividad masiva».

Señalan también que «viviremos la fiesta de manera distinta, propiciando que ningún habitante pueda ser expuesto a contagio. Esperamos que cada uno de nosotros desde el calor de nuestros hogares, levantemos una plegaria deseando que llegue pronto el fin de esta pandemia y podamos reunirnos nuevamente en una próxima celebración a Jesús Nazareno de Caguach».

Existen pocos antecedentes sobre quien inició la devoción a Jesús Nazareno, aunque sí hay registros que señalan que el 10 de mayo de 1778, Fray Hilario Martínez comprometió a los pueblos de las islas Caguach, Apiao, Alao, Chaulinec y Tac a dar culto anual a la imagen.

Por esa época, el Fray habría decidido cambiar Tenaún como asiento misional tras el asesinato de una niñita que estaba bajo su cuidado; su salida de esa localidad —que hoy forma parte de la comuna de Dalcahue— tiene directa relación con la fundación de la fiesta.

Según la tradición, el religioso andaba por el campo con uno de los fiscales, cuando escucharon lo que parecía el balido de un «chivito nuevo», al acercarse descubren que se trataba de una bebé que lloraba desconsolada entre los matorrales. El franciscano se sacó el hábito y envolvió a la pequeña niña, criándola como una hija (otras fuentes aseguran que era una sobrina que llegó con él desde España). Algunos años después la niña desapareció sorpresivamente.

El fiscal atribuyó su desaparición a los brujos, iniciándose una búsqueda que no tuvo resultados hasta que apareció muerta en una pesebrera. Entonces, el misionero profundamente afectado comenzó a planear abandonar Chiloé, pero sería Basilio Peranchiguay de Teuquelín quien lo convence a instalarse en las islas interiores con todas sus pertenencias, por lo que abandonó Tenaún con varias imágenes y recorrió el mar interior optando por Caguach.

Ese 10 de mayo de 1778, cada uno de los cinco pueblos se llevó una imagen a sus ínsulas, las que transformarían en las principales devociones patronales de esos lugares, mientras que en el lugar donde se instalaría el santuario quedó la principal.

Además, volverían cada año para celebrar al Nazareno que quedó en lo que hoy se denomina «Capilla Antigua», mientras que desde el 2 de enero de 1782, se ubica en el actual sitio.

La imagen barroca probablemente quiteña o española, anualmente muda sus típicos ropajes morados por unos nuevos que entregan los patronos de la festividad. Acompañan a la imagen tres potencias de plata, una corona de espinas, la gran cruz de madera que carga y dos reliquias de plata. Por sus grandes dimensiones, por lo efectista del arte barroco con la conmovedora expresión del rostro del nazareno, apenas los isleños supieron de la llegada de la imagen al archipiélago y la conocieron, quisieron que esta se quedara en sus islas.

El problema fue resuelto con una «preba» (en español chilote), vale decir, quien ganara una competencia de embarcaciones a remo se quedaría con la imagen, y los demás pueblos asistirían a la fiesta religiosa en su honor cooperando con su realización. Fue ganada por los remeros caguachanos y es repetida simbólicamente todos los años en agosto.

En 1783, el Fray ya había abandonado el archipiélago estableciéndose en Valparaíso.

En la capilla se conserva un documento redactado en 1898, que es copia fiel de una carta fechada 10 de mayo de 1778, y que fue escrita por el mismo Hilario a raíz de la entrega de sus colección de imágenes sagradas a los cinco Pueblos y dirigidas a los «Señores Alcaldes i casiques de la cabecera de Caguachi don Pablo Huachin y don Manuel Unqueñ».

A la imagen de Jesús Nazareno, se suman una de la Purísima con corona de plata, una del Rosario con corona de plata y una del seráfico San Francisco con un crucifijo en la mano, todas para Caguach, un seráfico de San Francisco para Alao, una imagen del Rosario patrona de la Capilla para Apiao, un Señor crucificado para Chaulinec y una imagen de la V. de Gracia para Tac.

A estas, se sumarían a lo largo de estos casi dos siglos y medio otros exponentes de la extinta Escuela Chilota de Imaginería, escasas piezas de escultura indígena que aún se conservan.

En 1778 se construyó el primer templo para acoger a la imagen, donde habría permanecido hasta 1782, siendo trasladada a su ubicación actual donde se construyó el primer santuario, el que fue renovado cien años más tarde sobreviviendo hasta el incendio del 2 de septiembre de 1919. La imagen logró ser salvada y ya en 1925, se instala definitivamente en la actual estructura que es Patrimonio de la Humanidad desde 2000.

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