
SANTIAGO (La Opinión de Chiloé) — Una extensa entrevista al Presidente Sebastián Piñera publicó este martes la BBC, todo en medio de álgidos días que vive el país tras protestas masivas que partieron en Santiago con el alza del Metro, y que derivó en una severa explosión social que está a punto de cumplir 3 semanas.
El Mandatario abordó varios temas, entre ellos el actuar de las fueras policiales y armadas, además de descartar su renuncia: «voy a llegar al fin de mi gobierno. Fui elegido democráticamente por una enorme mayoría de chilenos y tengo un deber y compromiso con esos que me eligieron y con todos los chilenos».
Sobre una acusación constitucional en su contra, afirmó que quien quiera hacerla «está en su derecho, pero yo estoy absolutamente seguro que ningún tipo de acusaciones va a prosperar, porque la solución en democracia es respetar a las reglas de la democracia y no atentar contra la democracia pretendiendo desestabilizar a un gobierno que ganó las elecciones legítimamente y por una amplia mayoría».
En cuanto a su frase «Chile era un oasis dentro de América Latina», pero que, en palabras de la periodista, es uno de los países más desiguales, el Presidente respondió que «eso no es cierto».
«Chile está en promedio en términos de desigualdad en América Latina. Por supuesto, sigue siendo un país muy desigual y es por eso que estamos luchando para vencer la pobreza y reducir la desigualdad, pero no es el país más desigual de América Latina», aseveró el jefe de Estado.
«Creo que hay varias grietas. A pesar de que hemos reducido la desigualdad, Chile todavía es un país demasiado desigual. La gente tiene la percepción, y con mucha razón, de que en Chile hay demasiados abusos. De que hay muchas empresas que no respetan a sus clientes, a sus trabajadores y el medioambiente. Después de mucho tiempo de acumular, decidieron manifestarse con toda la fuerza que lo han hecho» dijo.
Sobre las manifestaciones que se han observado por casi tres semanas, Piñera aseveró que «hemos estado experimentando dos fenómenos diferentes, de naturaleza distinta. Primero, y esto fue absolutamente inesperado, una gran ola de destrucción, de violencia, de una manera muy organizada. Pudieron dañar o quemar hasta las cenizas casi 100 de las 136 estaciones de metro, además de supermercados, comercios, pequeñas tiendas».
«Esa violencia no puede ser admitida, no está dentro de la ley. Tuvimos que usar herramientas democráticas y constitucionales, como el decretar el estado de emergencia, para restituir el orden público y proteger a nuestros ciudadanos», precisó.
Sobre las manifestaciones pacíficas en tanto, añadió que aquéllas son «una historia muy diferente. Y reconocemos eso y protegemos ese derecho porque es parte de nuestra democracia».
Aseguró que «yo lamento tanto el tremendo daño que esta ola de violencia y destrucción ha generado en las personas con ingresos bajos, y no podemos permitirnos en un estado democrático que las personas piensen que pueden hacer lo que quieran. Porque al final del día, destruirá nuestra democracia y dañaremos a la mayoría de nuestros ciudadanos».
Sobre el estado de Emergencia, el Presidente explicó que «era la única forma de restaurar el orden público y proteger a nuestros ciudadanos».
«Cuando lo hicimos, tomamos muchas precauciones. En primer lugar, llamamos a nuestro Instituto Nacional de Derechos Humanos para que se encargara de proteger los derechos humanos y les dijimos que les daríamos todas las facilidades, todos los recursos logísticos para que puedan cumplir con su deber», agregó.
Aseguró que se impuso «reglas de uso de la fuerza que están absolutamente de acuerdo con los estándares más altos del mundo y les dijimos a todas las personas a cargo de esto y también a la policía que tenía que obedecer y cumplir esas reglas».
Afirmó que también se contactaron con fiscalía «y les dijimos que tenían que investigar cada presunto delito o uso excesivo de la fuerza. Puedo garantizar que para mí y para mi gobierno el compromiso con los derechos humanos es el más alto y es por eso que tomé todas las precauciones», dijo.
Reconoció que «hay quejas sobre el uso excesivo de la fuerza y los derechos humanos. Si eso sucedió, puedo garantizar que será investigado y procesado por nuestro sistema tradicional (…) no habrá impunidad. Ni con las personas que prendieron fuego a los supermercados y a la mayoría de nuestras estaciones de metro, ni con aquellas que eventualmente cometieron un exceso de uso de la fuerza o el crimen. Así es como lo haremos en una sociedad democrática como la nuestra».
Y el Mandatario añadió que hay veces en que «dentro de un grupo de personas hay algunos delincuentes que quieren incendiar más estaciones de metro, por lo que (fuerzas policiales) tienen que actuar y a veces tenemos inocentes heridos y lo lamento, lo lamento mucho».
«Usted me dice que eventualmente algunas personas han cometido errores o han hecho uso excesivo de la fuerza o han cometido delitos, eso no está permitido, será investigado y si ese es el caso, se sancionará», indicó.
En cuanto a algunas de las demandas que se han expresado en diversas marchas a lo largo del país, el Mandatario no descartó evaluar la posibilidad de una nueva Constitución, pero indicó que el Gobierno le está dando prioridad a una agenda social.
«La gente quiere una mejor calidad de vida, mejores pensiones, mejores salarios, salud y educación, pero no confundamos lo que la gente quiere con los grupos pequeños que pretenden representar a la gente (…) estamos haciendo cosas que en Chile nunca antes habíamos hecho».
«Después de restaurar el orden público y poner en marcha la agenda social, no termina el debate y vendrá una segunda etapa en que estamos dispuestos a conversarlo todo, incluyendo una reforma a la constitución», puntualizó el jefe de Estado.
Respecto a si se arrepiente o no en la forma como ha abordado la crisis social y política que han dejado las diversas manifestaciones, precisó: «en las últimas dos semanas solo he tenido tiempo para tratar de resolver el problema, para tratar de encontrar la manera de restaurar el orden público, para proteger la seguridad de nuestros ciudadanos, para escuchar lo que dicen y construir una agenda social».
«Después de resolver este problema, tenemos todo el tiempo del mundo para ver qué podríamos haber hecho mejor», finalizó.
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