Castro: detectan destructiva bacteria y temen propagación por actitud de agricultora

Fotografía: colmena afectada con Loque americana.

CASTRO (La Opinión de Chiloé) — Con autorización judicial, finalmente, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) pudo llevar adelante una serie de fiscalizaciones a los apiarios asentados en dos comunas chilotas que pertenecen a una agricultora, las que se sospechaba podrían estar infectadas con una temida plaga que de expandirse, probablemente afectarían a un amplia área geográfica y a otros agricultores.

De acuerdo a antecedentes que tuvo a la vista La Opinión de Chiloé, con fecha 30 de diciembre de 2022, el SAG decidió disponer medidas cuarentenarias y medidas sanitarias en un apiario afectado por la enfermedad Loque Americana (Histolysis infectiosa perniciosa larvae apiumPestis americana larvae apium), ubicado en el sector de Peuque, Península de Rilán, comuna de Castro.

Para aquello se emitió una resolución que fue notificada personalmente el 4 de enero pasado a la agricultora que sería propietaria de los apiarios, con el objetivo de imponer medidas de protección, mantención e incremento de la salud animal en toda la zona, evitando así que otros productores de miel se vean afectados.

Así las cosas, ese día mismo día, otros funcionarios del SAG concurrieron a Peuque para iniciar una inspección y determinar el nivel de alcance de esta plaga, y tras revisar cinco colmenas (con cuatro positivas a Loque Americana), la aludida se ofuscó y bloqueó el trabajo de los funcionarios públicos, impidiendo que se continúe la inspección.

A juicio del organismo estatal, lo que ocurrió ese día es extremadamente grave, ello en atención a que además, esta persona decidió, de manera temeraria, negarse también a que se le inspeccionen otros apiarios que tiene dispersos en diversas zonas en las comunas de Castro y Curaco de Vélez, sospechándose que muy probablemente podría querer ocultar que la plaga ya podría estar dispersa por sus acciones.

En consecuencia, se decidió concurrir de urgencia ante el Juzgado de Garantía de Castro para que entregue autorización judicial y permita, en consecuencia, el ingreso de personal fiscalizador para llevar adelante las medidas de contención que sean necesarias para que esta bacteria no se propague.

En efecto, se indicó al juez de turno que «ante dicho diagnóstico, y precaviendo las medidas cuarentenarias y sanitarias que tendrían que aplicar los funcionarios del Servicio, la propietaria decidió impedir que estos continúen con la inspección de las restantes treinta y cinco colmenas de dicho apiario, negándose, además, a la ejecución de las labores de inspección en los restantes ocho apiarios de la que es titular, ubicados en otros inmuebles de su tenencia».

Lo anterior podría poner en serio riesgo a cientos de otros agricultores que tienen apiarios en las localidades rurales de Peuque, Yutuy, Quilquico, Puyán, San Antonio, Ducán y Lingue, en la comuna de Castro, y la localidad rural Huyar Alto en la comuna de Curaco de Vélez, ya que según el SAG, esta productora renuente tiene alrededor de 420 colmenas distribuidas en todos esos lugares.

A este respecto, se debe tener presente para que se de por confirmado un caso, se deben dar copulativamente las siguientes condiciones: que en un apiario hay al menos una colmena con algún signo clínico compatible con la enfermedad, que se realice un aislamiento del agente causal por cultivo y que exista una posterior confirmación por detección molecular mediante PCR.

Las medidas son inmediatas, comenzando con una Cuarentena por Resolución Regional, algo que se dio en la especie, para luego iniciar una intervención epidemiológica y eventuales medidas sanitarias más agresivas, dependiendo de la evaluación que se realice.

Fue acá donde esta persona, alegando que estaban en su propiedad, les pidió que salieran de ella, bloqueando la labor de los funcionarios del SAG Los Lagos.

Luego, el organismo fue a tribunales y pidió autorización para que, en virtud de lo establecido en el artículo 13 inciso 4° de la Ley 18.755, se le autorice para ingresar a todos los apiarios pertenecientes a F.C.G.V., autorizándose incluso la ayuda de Carabineros de Chile de ser necesario, con facultad de descerrajamiento, solo en caso de ser necesario.

La Loque Americana es una enfermedad provocada por la bacteria Paenibacillus larvae que ataca a las crías de las abejas (larvas) y es muy difícil controlar debido a que su agente causal posee la capacidad de formar esporas que le confieren una alta resistencia, a los desinfectantes comunes, pudiendo perdurar más de 35 años en el ambiente.

Las larvas se infectan hasta las 53 horas después de la eclosionar el huevo, por consumir alimento contaminado con esporas de dicha bacteria. Es en el intestino donde germina y comienza la multiplicación bacteriana, produciendo secreciones y desechos que llevan a la muerte de la cría en su fase de pre-pupa y pupa cuando la celdilla está operculada.

Es la segunda enfermedad de abejas que más pérdidas económicas ocasiona a nivel mundial. La presentación de la enfermedad se encuentra fuertemente influenciada, tanto por el número de esporas circulantes, como el comportamiento higiénico de la colmena y el nivel de atención por parte de las nodrizas a las crías.

En Chile presenta medidas sanitarias para el control, es denuncia obligatoria ante el SAG y de notificación ante la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE). En la actualidad, la enfermedad se presenta de forma esporádica y focalizada en tres regiones del país, siendo una de estas, la región de Los Lagos, particularmente, la zona norte-centro de la Isla grande de Chiloé.

La intervención epidemiológica que se realiza considera dos líneas de acción: afrontar el contagio sobre el apiario foco y sobre los apiarios de contacto y/o peri focales. En cuanto a las medidas sanitarias, principalmente se implementa la eliminación de colmenas y/o materiales infectados; desinfección de material y herramientas y materiales apícola y otras medidas recomendadas por el Servicio.

Las fuentes de infección son varias: miel, polen, jalea real, cera abeja, enjambres, paquetes de abejas, núcleos, reinas y utensilios o material apícola contaminados.

En cuanto a la transmisión, las abejas propagan la enfermedad por toda la colmena (nodrizas y limpiadoras), mientras que el manejo inapropiado del apicultor también hace lo propio, como en el caso de no desinfectar los utensilios y material usado apícola, intercambio de panales entre colmenas y alimentar colmenas con miel o polen de procedencia desconocida. Otra opción para que se transmita es el robo de colmenas o la venta de material vivo de abejas.

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