
Véase también:
Contraloría: todos los vertederos municipales de Chiloé están en ilegalidad.
Castro: alarmante estado de vertedero municipal revela «vista gorda» de varias instituciones.
DALCAHUE (La Opinión de Chiloé) — Corriendo, de manera literal, así han estado trabajado durante los últimos días en el sector rural Teguel de Dalcahue los equipos encargados del manejo del vertedero municipal que, gracias a la falta de fiscalizaciones periódicas, presentaría actualmente flagrantes violaciones a la normativa medioambiental.
Tal y como reportó La Opinión de Chiloé, las escasas inspecciones o vigilancia tanto de la Seremi de Salud de Los Lagos como desde la Superintendencia del Medio Ambiente de Los Lagos fue constatada por la propia Contraloría General de la República, quien en un rudo informe concluyó que todos los vertederos municipales en Chiloé se encuentran funcionando en condición de ilegalidad, y el de Dalcahue no es la excepción (ver nota relacionada). Se debe precisar eso sí que lo anterior no aplicaría al vertedero provisorio de Puntra El Roble en Ancud, que es fiscalizado semanalmente, y cuyas presunciones de funcionamiento arbitrario e ilegal no fueron acreditadas en tribunales tras sendos recursos de protección tramitados recientemente.
Luego, en el marco de algunas visitas a terreno que está realizando La Opinión de Chiloé para constatar la situación actual de los vertederos (o basurales) municipales existentes en la provincia, especialmente de aquellos afines al Gobierno, en esta ocasión le toca a Dalcahue, lugar donde se observaron varias situaciones que podrían ser calificadas como graves.
Lo anterior tiene como objetivo el intentar responder a la interrogante ¿qué hay de cierto detrás de las aseveraciones que acusan una supuesta estrategia de «hacer la vista gorda» con lo que está pasando en otras comunas distintas a la de Ancud? Como parte de una serie de reportajes en preparación vinculados a hechos poco conocidos por la opinión pública sobre los sitios municipales de disposición de residuos en Chiloé, se revisaron antecedentes respecto al de Teguel.
Para contextualizar, hay que retrotraer el tiempo a una interesante actividad ocurrida en septiembre de 2019 en la comuna de Quinchao, instancia que tuvo al Subsecretario del Medio Ambiente, Felipe Riesco, al gobernador de la Provincia de Chiloé, Héctor Bórquez, y al Seremi del Medio Ambiente de Los Lagos, Klaus Kosiel, entre otras autoridades locales. Fuentes consultadas por La Opinión de Chiloé indicaron que esa visita se circunscribía a la «entrega simbólica» del Fondo para el Reciclaje que busca incentivar iniciativas que fomenten «la reutilización de los residuos, promover hábitos más sustentables y reducir la basura que llega a los vertederos».
La propuesta inicial del Subsecretario —que estaba ansioso por visitar más de alguna iglesia patrimonial— era arribar desde Santiago y anunciar la entrega del fondo idealmente en algún recinto para reciclaje o en algún centro de disposición ad hoc, pero la realidad del manejo de la basura no lo permitió. Una de las ideas era visitar Dalcahue y después Quinchao, aunque finalmente se optó por esta última comuna por un silencioso «antecedente» que podría poner en aprietos su visita, y que dejaría a su discurso preparado para la ocasión como meras palabras vacuas.
Así, estando en la isla aseguró que «para el Gobierno de Sebastián Piñera es un punto central el desarrollo sostenible y eso va con un pilar fundamental amparado en poner a las personas en el centro», para lanzar una frase bastante temeraria que, con lo que estaba pasando en la comuna que optó por no visitar, se hubiera transformado en un tema difícil de manejar: «ya no estamos en época para botar basura», dijo.
En efecto, más allá de los $45.000.000.- que recibió la comuna de Dalcahue, a unos 4 kilómetros del centro urbano de la ciudad sorprendentes imágenes revelaban una más que cuestionable gestión de los residuos sólidos domiciliarios, y en un lugar que queda sólo a unos 300 metros del Parque Municipal de Teguel, zona que en general acoge actividades turísticas, además de recreativas.
En efecto, a pasos del lugar donde se realizan fiestas costumbristas, existía un área de aproximadamente 2.100 metros cuadrados con una enorme cantidad de basura dispersa a la intemperie en una especie de fosa, vale decir, sin haber sido cubierta y susceptible a la acción de la lluvia, el viento y vectores de interés sanitario como aves (que pueden traspasar enfermedades a humanos). ¿Suena parecido a lo que está ocurriendo en Castro? Algo similar, aunque mientras en la capital provincial es un cerro de basura, acá se apreciaba un hoyo.
Para ser más precisos, ¿se estaba cumpliendo lo estipulado en el Decreto Supremo n.º189 de 2009 del Ministerio de Salud que aprueba el Reglamento sobre Condiciones Sanitarias y de Seguridad de los Rellenos Sanitarios? La respuesta es un rotundo no, o sea, no se cumplían siquiera algunas condiciones básicas para disponer la basura en ese recinto ya que no existía imperabilización del foso con geomembrana y geotextil con características específicas para el tipo de desechos que se colocarán, no había un protocolo de manejo de lixiviados, no había gestión de aguas lluvias, ni habían cámaras de gases certificadas, entre otros.
O sea, el lugar era un mero hoyo donde se estaba apilando la basura, y una fotografía aérea del 9 de noviembre de 2019 (en portada) era ilustrativa. Ni sellados con paños de geotextiles ni lámitas intermedidas de HDPE, ni carpetas de protección, ni gestión apropiada de los desechos, ni nada de nada.
Pero la historia de incumplimientos es más antigua. El vertedero municipal de Dalcahue entró en operaciones en el año 1990 sin Resolución de Calificación Ambiental. Eso sí, la autorización sanitaria para su operación vendría varios años después con la resolución sanitaria n.º125 del 17 de enero de 1996, la que por cierto en pleno 2020 es una anécdota dado que con la entrada en vigencia del Decreto n.°189 del 18/08/2005 del Ministerio de Salud que aprueba el Reglamento sobre Condiciones Sanitarias y de Seguridad Básicas en los Rellenos Sanitarios, todos los sitios autorizados a funcionar como vertedero o aquellos que funcionaban sin autorización en Chiloé quedaron en la condición de ilegalidad por no ajustarse a los requerimientos considerados en dicha normativa.
Pues bien, mediante la Resolución de Calificación Ambiental n.°105 de 2010 de la COREMA de Los Lagos, se aprobó un Plan de Cierre y Sellado que supuestamente debía concretarse a fines del año 2012, pero ocho años después sigue sin cumplirse. Para esa fecha, se estimaba que dejarían de «enterrar» residuos sólidos domiciliarios y asimilables a urbanos provenientes tanto del sector urbano como rural, además de los residuos generados por las empresas que cumplían estas características.
Sólo a modo ilustrativo, en esa época se proyectaba ya la disposición de alrededor de 5.017 toneladas de residuos por año, mientras que utilizando una evaluación hidrológica del rendimiento de rellenos sanitarios, el municipio estimaba que anualmente se generarían alrededor de 11.437 m³ de líquidos percolados (algo así como 11.437.000 de litros de lixiviados al año). ¿Su manejo? dudoso, y más cuando hay evidencia cierta de un curso de agua superficial en pleno predio del vertedero.
El recinto nunca se cerró y creció en cuanto a volumen de basura, ya que según cifras disponibles en el Programa Nacional de Residuos Sólidos de la Subsecretaria de Desarrollo Regional y Administrativo (SUBDERE), en Dalcahue ya se producen alrededor de 7.738 toneladas de basura al año.
Su funcionamiento en condición de ilegalidad es conocido por todos ya que el 7 de diciembre de 2016 la Seremi de Salud de Los Lagos recibió un informe de la Contraloría General de la República donde textualmente le indica aquello sobre éste y los otros, lo mismo para con la Superintendencia de Medio Ambiente regional y la Intendencia (el 9 de diciembre de ese año). Evidentemente la administración edilicia también lo sabe; es más, tan claro lo tiene, que ella misma lo reconoció ante la Corte de Apelaciones de Puerto Montt cuando interpuso un recurso de protección para evitar que parte de los residuos de Ancud llegaran a Teguel, asegurando que de darse aquello «esta[ría] afectando el derecho a la integridad física y psíquica de los pobladores, no sólo del entorno de los vertederos, sino que de toda la comuna por la posibilidad cierta de contaminación, y de los predecibles disturbios sociales que afectarán la vida cotidiana del lugar». Lo interesante es que ¿tal afectación era ya evidente por años al tener un lugar de disposición de residuos alejado de la normativa?
Pues bien, tras su cuestionable manejo del recinto y el foso con los desechos a simple vista (algo así como media cancha de fútbol), el municipio buscó que alguien se encargara de tapar la basura. El 13 de diciembre de 2019, Juan Hijerra Serón firmó el decreto alcaldicio n.°2339 con el que adjudicó a la empresa H/R Ingeniería y Construcciones Limitada esta tarea.
Se invirtieron $53.775.008.- con cargo al Programa de Mejoramiento Urbano y Equipamiento Comunal, Línea de Emergencia, para que en 44 días, se hiciera una adecuación del vertedero que incluía el reemplazo del cierre perimetral, la instalación de un letrero definitivo y una barrera de control de acceso, la modificación de la caseta de vigilancia existente, un perfilamiento de taludes de zanja utilizada, saneamiento de zonas con residuos expuestos, limpieza del entorno, colocación de cobertura de residuos expuestos, construcción de chimeneas de ventilación pasiva, entre otros.
Aunque en febrero de 2020 desde el municipio se aseguraba que finalizados los trabajos, «este proyecto permitirá que se cumpla con las normas establecidas para el manejo de residuos domiciliarios», fuentes consultadas por La Opinión de Chiloé precisaron que aquello no es real porque se seguirá incumpliendo el Decreto n.°189 del 18/08/2005 del Ministerio de Salud, e incluso si no se mencionara a aquél, el recinto dalcahuino no está acatando lo que se comprometió a realizar en la RCA n.°105 de 2010.
Además, en aras de evitar que el municipio realice nuevos desembolsos como el referido, la Unidad de Residuos Sólidos del Gobierno Regional le traspasó una excavadora John Deere 130G que compró vía Convenio Marco ID 2239-4-LR17 por un monto aproximado de $112.542.798.-; la idea era «mejorar los estándares en el manejo de los residuos», ello en atención a que aparentemente no había una cultura de cubrir periódicamente las camionadas de basura que llegaban.
A este respecto, el municipio se había comprometido al menos en 2009 a realizar un recubrimiento diario al final de la jornada de trabajo, con una capa de tierra de a lo menos 20 cms de espesor, ello para evitar la proliferación de vectores sanitarios, migración incontrolada de gases y la atracción de animales del área, como perros asilvestrados por ejemplo, problema que también ha generado costos. De hecho, en enero de 2019 se hizo un operativo donde se pudo capturar a 13 perros, desembolsándose alrededor de $700.000.- para esa tarea; posteriormente se esterilizaron, sumándose el costo de aquello, y se les liberó.
El efecto visual negativo que de tanto en tanto ha producido la basura descubierta y la dispersión de elementos livianos debido al viento es innegable. Las fotografías aéreas de la zona demuestran que al menos durante los últimos años no se ha cumplido el cubrir diariamente algo, y no sólo con el foso en comento, sino que con otro que llegó a abarcar alrededor de 1.540 metros cuadrados con basura a la intemperie, hasta que se tapó con tierra luego de meses.
¿Cómo está la situación actual? Siguiendo la estrategia aplicada para el vertedero municipal de Castro, que está en deplorables condiciones medioambientales, La Opinión de Chiloé concurrió al recinto de Dalcahue y, usando un dron, procedió revisar toda el área encontrando que hay una mejora ostensible respecto al enorme desastre de noviembre de 2019, aunque aún es observable algunas situaciones que serían vulneraciones a la norma ambiental, demostrándose que las fiscalizaciones siguen siendo escasas o nulas.
Acá hay que mencionar que ya no existe el área de aproximadamente 2.100 metros cuadrados con una enorme cantidad de basura a la intemperie, sino que ésta se redujo al cubrirse parte significativa. Eso sí, siguen existiendo segmentos del foso principal no cubiertas y susceptibles a la acción de la lluvia, el viento y vectores de interés sanitario como las aves, las mismas que pueden observarse sobre el Parque Municipal de Teguel, distante a unos 300 metros, y eso que la nueva excavadora llegó como un regalo desde el Gobierno Regional en febrero.
¿Se está ante una infracción grave según lo expresa el artículo 36 número 2 letra e) de la Ley n.°20417? Aparentemente habría un severo incumplimiento de las medidas para eliminar o minimizar los efectos adversos de la disposición final de desechos domiciliarios de acuerdo a lo previsto, al menos, en la respectiva Resolución de Calificación Ambiental para su cierre, que como se viene diciendo, debió hacerse el 2012.
¿Dónde están los fiscalizadores? Probablemente no están preocupados de lo que está pasando en Dalcahue, algo que se repite con Castro (ver nota relacionada). Como ya se ha referido en una nota anterior, fuentes al interior del gobierno regional que prefirieron mantener el anonimato indicaron a La Opinión de Chiloé que con la llegada del nuevo gobierno, la instrucción fue clara: no hay que molestar a la nueva administración de la UDI en Castro, razón por la cual tanto Scarlett Molt (Salud) como Ivonne Mansilla (Medio Ambiente) tienen una tácita «mordaza» para referirse a la situación del vertedero, lo mismo aplica en el caso de Dalcahue, también afín a la UDI.






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