Ancud: Fiscalía indaga homicidio culposo tras dolorosa muerte de bebito en Hospital

Fotografía de contexto.
Véase también:
Ancud: dolorosa muerte de bebito en Hospital revela mediocridad de red asistencial.

ANCUD (La Opinión de Chiloé) — Luego del impacto que causó a nivel provincial un caso de eventual acto negligente de la red de salud en Chiloé que derivó en la muerte de un pequeño recién nacido en el Hospital de Ancud, y que escondería un posible acto criminal, el Ministerio Público decidió abrir una indagatoria penal para determinar todo lo que pasó y definir responsabilidades.

Tal y como había revelado La Opinión de Chiloé la semana pasada, una serie de actuaciones aparentemente negligentes que terminaron con el fallecimiento de un bebé darían indicios de un posible cuasidelito de homicidio, y aunque desde el centro asistencial no se había querido caratular lo que pasó como un ilícito de dichas características, la Fiscalía decidió iniciar una investigación de oficio por todo lo que pasó entre la tarde del 25 de febrero y la madrugada del 26 de febrero pasado.

Así al menos lo indicó el persecutor adjunto de Castro, Fernando Metzner, acotando que «la Fiscalía, una vez que toma conocimiento de los hechos, sin esperar alguna denuncia, resuelve iniciar de oficio una investigación para aclarar eventuales responsabilidades penales por un cuasidelito de homicidio».

Dijo que bajo este marco, se dispuso «una serie diligencias y requerimientos de información, para recabar los antecedentes preliminares e igualmente se despachó una orden de investigar, a la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones de Puerto Montt».

Acotó que la decisión se tomó «con la finalidad de poder esclarecer y eventualmente determinar y atribuir responsabilidades lo antes posible».

Hay que recordar que todo partió la tarde del 25 de febrero pasado cuando una joven madre embarazada fue sometida a una cesárea de urgencia, luego que el bebé por nacer presentara diversas complicaciones que ponían en riesgo su vida.

Según expuso La Opinión de Chiloé, cuando la futura mamá fue monitoreada en el Hospital San Carlos de Ancud, se detectó en el niño una preocupante disminución de su frecuencia cardíaca de carácter sostenido, vale decir, bradicardia fetal persistente, siendo un indicador médico para adelantar su nacimiento mediante una cesárea.

El pequeño nació con 34 semanas de gestación (casi 8 meses), y en general, mostró buenos indicadores de apariencia, pulso, gesticulación, actividad y respiración al nacer.

Sin embargo, alrededor de 10 minutos después de haber nacido, el lactante comenzó a deteriorarse rápidamente, mostrando una baja presión sanguínea y frecuencia cardíaca irregular, colapsando. Eso obligó a que el equipo médico disponible iniciara un rápido proceso de reanimación.

Fuentes primarias consultadas por La Opinión de Chiloé confirmaron que en ese proceso, no había en el hospital un pediatra ya que por decisión administrativa, se habría decidido desde el Servicio de Salud Chiloé ahorrar costos y quitarle especialistas al recinto ancuditano, vale decir, cuando el pequeño se descompensó seriamente, no fue atendido por profesionales con capacitación en atención de recién nacidos prematuros ni tampoco en reanimación neonatal.

A pesar de aquello, el bebé logró ser estabilizado iniciándose las gestiones para que fuera trasladado hacia el Hospital Dr. Augusto Riffart de Castro en carácter de urgente. El niño nació alrededor de las 16.50 horas, y minutos después de las 17.00 horas ya se había informado a la capital provincial de la necesidad de derivación.

Desde el recinto de salud de Ancud se señaló que tenían a disposición a un médico, una matrona y un técnico en enfermería para acompañar en este proceso, el que se realizaría en una ambulancia del Samu de la misma ciudad, todo para ganar tiempo debido al rápido deterioro que presentaba el infante.

Sin embargo, lo que se sabe hasta ahora es que desde la capital provincial se instalaron trabas burocráticas alegando que para ser trasladado se necesitaba un ventilador mecánico portátil, razón por la cual se haría cargo el Samu Castro. Fuentes consultadas por La Opinión de Chiloé eso sí aseveraron que la real razón se vincularía al deseo de cobrar viáticos y no precisamente el salvar la vida del pequeño.

Información que este medio pudo recabar detalla que alrededor de cinco horas después recién se habría concretado la llegada de la ambulancia, aunque de manera insólita, éste venía con un ventilador mecánico portátil inservible. Es más, desde el Samu se habría sabido con días de antelación que ese equipo requería ser reparado, vale decir, desde Castro se envió una ambulancia con un equipo defectuoso, que no serviría.

Al constatar este enorme error (doloso o no), y viendo que el menor empeoraba, desde el Hospital de Ancud se buscó una solución alternativa ofreciendo un neopuff portátil, que podría suplir las labores del equipo con fallas, por lo que se subió al pequeño a la ambulancia y se procedió a su traslado.

Fuentes conocedoras del caso indicaron que la ambulancia salió con rumbo a Castro alrededor de las 23.00 horas de ese 25 de febrero, pero ya en ruta, cerca de la Chilolac, el menor se desestabilizó por lo que tuvo que ser devuelto al nosocomio local para volver a ser estabilizado.

Ya cuando alcanzó mejores condiciones generales, se le volvió a subir a la misma ambulancia para ser trasladado, pero antes de llegar a Pupelde, tuvo que ser devuelto de nuevo porque se descompensó, siendo devuelto al hospital. Más de 15 horas después, se confirmó que el bebé entró en paro cardiorrespiratorio y murió al interior del Servicio de Urgencia de ese centro asistencial.

Luego, lo que pasó sería una de las principales causas por las que la Fiscalía inició una indagatoria por presunto cuasidelito de homicidio. Es más, fuentes independientes detallaron a La Opinión de Chiloé que dependiendo de los resultados de la investigación, podría configurarse incluso el delito de homicidio, debido a que si se sabía con antelación la necesidad de ventilador mecánico portátil y si se sabía con antelación que este no servía, entonces se podría hablar de un posible asesinato.

En efecto, la clave en todo este caso se remite a identificar, a través del levantamiento de medios probatorios, si habría existido dolo homicida o no, ello porque según jurisprudencia reciente de la Corte Suprema, «definir si en una determinada conducta el agente obra o no conociendo y queriendo el resultado derivado de su acción u omisión, como paso previo a calificar la misma conducta como dolosa, culposa, o carente de culpabilidad en conjunto a los demás aspectos volitivos que es necesario considerar para zanjar tal cuestión, constituye un asunto de hecho que deben resolver los sentenciadores conforme a la valoración que realicen soberanamente de la prueba en el juicio».

Por lo tanto, la Fiscalía deberá fijar y concatenar sucesivamente las diversas circunstancias de hecho para determinar si conforman o no un cúmulo de prueba indiciaria o circunstancial que condujo a una acción idónea para provocar la muerte del bebé «revestida de una intencionalidad homicida» o «revestida de culpa, negligencia o falta de cuidado». En el primer caso, sería un homicidio, en el segundo, un cuasidelito de homicidio.

Lo cierto es que nunca llegó un ventilador mecánico portátil operativo ni tampoco se gestionó otro en Puerto Montt o en algún recinto con equipamiento disponible, a pesar que se le prometió a la familia. Fuentes médicas consultadas por La Opinión de Chiloé indicaron que si al bebé lo hubieran trasladado durante las primeras dos horas de nacido, podría haber llegado con vida a Castro y no haber fallecido.

El vehículo llegó con casi 5 horas de retraso a Ancud, con un equipo no operativo, con baja capacidad o expertiz de resolutividad de neonatos en ruta, y con el personal del Servicio de Salud Chiloé en sus casas, sin nadie que se hiciera cargo de gestionar adecuadamente este tipo de emergencia vital.

Lo más grave de todo es que fuentes confiables explicaron que ante la eventualidad de alguna urgencia vital de recién nacidos en el Hospital de Ancud, la probabilidad de fallecimiento es extremadamente alta, y más aún si ocurre en horario inhábil. En círculos médicos se le ha llegado a referir como el «hospital de la muerte» cuando se habla de bebés con riesgo vital.

A este respecto, no hay turno de 24 horas de algún pediatra capacitado en reanimación neonatal ni tampoco un turno de llamado que cuente con un profesional con dicha expertiz disponible, aunque sea por horas. Incluso, no existiría personal capacitado para soporte ventilatorio de niños pequeños que estén a la espera de ser trasladados a otro recinto de mayor complejidad, ergo, mucho menos un turno de llamado para eso.

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